El cómic "El jugador de ajedrez" llena de belleza el duro relato de Zweig
fuente: http://www.cope.es
Pilar Martín.,Madrid, 19 jun
(EFE).- Pese a considerar que no se trataba de una historia "muy
visual", el historietista francés David Sala ha hecho de "Novela de
ajedrez" de Stefan Zweig una adaptación al cómic que, bajo el nombre "El
jugador de ajedrez", consigue que la belleza estética dulcifique la
dureza de la narración.,"Es un libro que he mantenido siempre en un
rincón de mi cabeza a pesar de no tratarse de una historia muy visual.
Me parecía que era un hermoso desafío gráfico y narrativo".
Pilar Martín.
Pese a considerar que no se trataba de
una historia "muy visual", el historietista francés David Sala ha hecho
de "Novela de ajedrez" de Stefan Zweig una adaptación al cómic que, bajo
el nombre "El jugador de ajedrez", consigue que la belleza estética
dulcifique la dureza de la narración.
"Es un libro que he mantenido siempre en un
rincón de mi cabeza a pesar de no tratarse de una historia muy visual.
Me parecía que era un hermoso desafío gráfico y narrativo", cuenta a Efe
Sala (Décines, Francia, 1973) el origen de esta obra publicada en
España por Astiberri.
Un cómic que narra la historia escrita por Zweig
poco antes de su suicidio en 1942 y que detrás de una partida de ajedrez
entre un campeón de este deporte, Czentovic, y el misterioso señor B,
hace una crítica contra el nazismo, el exilio forzado o la
incomunicación.
Una historia que, pese a haber sido llevada al
cine en varias ocasiones, llegó a la vida de Sala en su época de
estudiante y así se quedó en su mente, porque huyó de "mirar" ninguna de
las adaptaciones cinematográficas que se han hecho sobre ella. Por lo
que, según advierte, el lector no encontrará en estas páginas ninguna
referencia creada por el mundo del celuloide.
Según sus palabras, adaptar esta obra fue "un
deber" que tenía que afrontar dada "la resonancia" y cercanía que tiene
con la actualidad; así como por "el lazo" que existe entre el relato y
la propia vida de Zweig.
"Se trata de un texto que resuena en el contexto
político actual por el tema del triunfo de la barbarie y de la
brutalidad frente a la cultura, el humanismo y la imaginación", destaca
al tiempo que afirma que "aun estando lejos de lo que ocurría en 1930,
vemos resurgir una atmósfera particular que desgraciadamente recuerda
las ideas inquietantes y nauseabundas de aquel periodo", cuenta.
Y contra la barbarie de las palabras de este
libro publicado un año después del suicidio del autor, el francés ha
usado la belleza como única herramienta. Porque, como demuestra, el arte
en mayúsculas se ha convertido en el arma más poderosa contra la
fealdad del mundo que describió el escritor austríaco.
A través de dibujos llenos de expresividad,
detalles y ambientes recién sacados de un cuadro de Degás o Toulouse
Lautrec las viñetas mudas, sin texto, van dando forma a esta intensa
trama. Porque a veces, como es el caso, cuando habla el pincel se calla
la pluma.
"Mi intención siempre fue hacer una historieta y
no un libro ilustrado, así que me parecía indispensable contar a través
de la imagen", asevera.
"El desafío más importante en este libro
-continúa- no era realmente el dibujo sino la puesta en escena. No soy
realmente guionista, no tengo método, trabajo por instinto. Re escribir
este libro de manera visual me ha permitido ir a buscar soluciones para
contar lo que las palabras de Zweig hacen especialmente bien".
Por eso, algunas viñetas huyen de la narrativa
clásica de la viñeta y se instalan en un lenguaje concreto y puntillista
que lleva al detalle del momento que describe.
En este sentido, según agrega, buscó el
"contraste" entre el mundo del "lujo, belleza y refinamiento" del relato
de Czentovic y el "dramatismo" que ofrece el Señor B, el representante
de "ese mundo de ayer al borde del abismo".
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